“Hay
que ser selectivos a la hora de decidir qué importar”
Entrevista a Mario Címoli (Cepal).
Por
– 6 diciembre, 2012Sección: Economía, Internacional, Opinión
El economista argentino Mario Címoli, director de Desarrollo
Productivo y Empresarial de la
Cepal , fue uno de los panelistas convocados a disertar en la
18º Conferencia Anual de la
Unión Industrial Argentina (UIA). En diálogo con El
Economista explicó
por qué es necesario no abandonar las políticas industriales activas y la
diversificación productiva.
¿Cuál fue el objetivo del documento “Cambio estructural para la
igualdad: Una visión integrada del desarrollo” que presentó la Cepal en junio pasado?
Es un documento que hace hincapié en la importancia de un cambio
estructural para que haya más diversificación y, a la vez, mayor inclusión
social e igualdad. Es decir, conecta lo productivo con lo social. Y advierte
que las políticas industriales por sí solas no sirven para lograr el cambio
estructural. También es necesario que la macroeconomía, como el tipo de cambio
o la tasa de interés, acompañe ese proceso.
El documento se refiere a los ciclos favorables de las materias
primas como una “lotería”. ¿Por qué?
A muchos países no es que les va bien porque hicieron un
esfuerzo sino porque tienen la suerte de tener productos que se venden a muy
buenos precios. Sacarse la lotería en el comercio internacional no es sinónimo
de desarrollo económico. Es decir, a la región le fue bien por el viento de
cola. Sí, algunos tienen cobre, otros litio, otros petróleo y otros la pampa
húmeda. Muchos países fueron ayudados por el ciclo global, aunque en cada caso
por productos y procesos distintos.
En la última década la región consiguió varios éxitos. Redujo la
pobreza, la desigualdad, el peso de la deuda y la vulnerabilidad externa. ¿Se
puede decir algo positivo sobre la estructura productiva?
En algunos países sí. En la Argentina y Brasil, por ejemplo, hubo una
importante absorción de empleo industrial. También lograron mantener las
exportaciones y aumentar la productividad industrial, aunque no tanto como
hubiera sido deseable. Hay avances y será clave no interrumpir ese proceso.
¿Qué rol tiene el Estado en ese proceso?
Es muy importante que el Estado mantenga la demanda de las
exportaciones. Eso hace que las empresas tengan su capacidad productiva
utilizada. Pero, a la vez, necesitamos políticas de oferta, mejoras en el
modelo productivo, más acceso al crédito y más aprendizaje tecnológico. Siempre
se necesitan políticas de demanda y, al mismo tiempo, de oferta.
En su presentación mostró un gráfico de los constantes aumentos
de productividad y empleo en Corea del Sur. ¿Cuál fue la clave de esa
performance?
La constancia, precisamente. La combinación de la macro con una
política industrial de largo plazo que haga foco en al aprendizaje y la
incorporación de tecnología.
Casi 50% de las exportaciones industriales argentinas van a
Brasil. ¿Qué opina?
Las exportaciones entre Brasil y la Argentina van bien. Eso
es bueno y hay que fortalecerlo. El tema es que lo que está pasando en Europa y
en Estados Unidos, sumado al apetito de China por los recursos naturales, es lo
que hace que estas economías se reprimaricen. No está mal exportar bienes
primarios, pero son economías muy grandes y demasiado atadas al ciclo como para
depender únicamente de esa especialización productiva.
¿Qué factores tiene su favor la Argentina a para lograr
un cambio estructural?
Los recursos humanos y las materias primas las tiene, y el ciclo
está a su favor. Debe poner más esfuerzo en la política industrial y volcar más
recursos hacia la ciencia y la tecnología. Se avecina una tercera revolución
industrial, con una política muy agresiva de los países centrales, encabezados
por Estados Unidos, que buscará atraer la innovación a su territorio. Se va a
modificar el modelo que decía ‘no importa quién produce’. Estados Unidos se dio
cuenta de que hay que producir e innovar cerca. No entender esta nueva
transformación que se avecina sería un grave error. Creo que la Argentina tienen buenos
activos, por ejemplo, ser líder en materia nuclear con el INVAP. Lo importante
es no interrumpir la tendencia.
A comienzos de año, la Argentina comenzó un proceso de comercio
administrado. Para muchos, hoy en día es muy difícil sustituir importaciones.
¿Qué piensa usted?
En Brasil también se aplicó. ¿Cómo hace una economía que precisa
que sus empresas vendan afuera si Europa está en graves problemas y los chinos
te demandan sólo materias primas? ¿Qué haces? ¿Cerrás tus empresas?
Pero, ¿se puede exportar sin importar?
Hay que saber qué importar. Hay que ser selectivos. Hay procesos
que no podés hacer y tenés que importar. La política industrial debe ser muy
fina, selectiva y sectorial. Hay sectores en los que se podrá hacer sustitución
de importaciones y otros, en los que la brecha es tan grande, en los que no se
podrá hacer mucho.
¿Es decir, la
Argentina puede apuntar a reducir el déficit industrial que
asciende a alrededor de US$ 25.000-30.000 millones anuales?
Mucho de eso se puede sustituir internamente, y también se puede
hacer en complemento con Brasil, que también tiene el mismo problema. Lo que
hay que entender ahora es que un país no puede expandir su producción y el
empleo con países centrales en problemas y un país como China que sólo demanda
materias primas. No podés basarte sólo en el mercado interno. Además, si tenés
un mercado interno fuerte te van a querer exportar los europeos y los
estadounidenses. ¿Qué haces con tu empleo industrial? ¿Decís ‘mi empleo no es
competitivo y creás desocupación’? Hay que crear una competitividad auténtica.
En su presentación sostuvo que hay que dejar de pensar en los
viejos sectores industriales. ¿Cuáles son los nuevos sectores a los cuales
prestarles atención?
Hay muchas empresas, por ejemplo Apple, que no van a producir
más en China y van a hacer todo en Estados Unidos, con robots. ¿Quién va
fabricar los robots? ¿Quién va a hacer el software? Ya no es más el tornillo el
bulón. La manufactura del Siglo XXI ya no será la misma. Incluso hay que
pensar, en el caso argentino, de añadirle aún más valor agregado a la
producción primaria. Para eso también es necesaria una política industrial.
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